Salir de casa, para volar

Salir de casa, para volar

Samuel Acosta

Periodista

En el corazón del South Summit Brasil 2025, mientras más de 23.500 asistentes recorrían el antiguo puerto de Cais Mauá convertido en polo de innovación, dos nombres argentinos captaron la atención de la audiencia: Federico Vega y Alejandro Vázquez. Ambos decidieron abandonar el confort relativo del ecosistema emprendedor argentino para asumir el reto del mercado brasileño. Y no solo crecieron: se convirtieron en símbolos de una nueva narrativa regional, donde el éxito se construye cruzando fronteras.

La decisión de irse no fue trivial. Argentina, pese a su potente espíritu emprendedor, enfrenta un entorno económico volátil y un mercado demasiado estrecho para ciertas ambiciones. Brasil, en cambio, ofrecía escala, diversidad y complejidad. Lejos de intimidarse, Vega y Vázquez vieron en esa complejidad una oportunidad. Donde otros veían barreras idiomáticas, burocráticas y culturales, ellos encontraron terreno fértil para reiniciar sus modelos con una visión más amplia y adaptativa.

Vega lanzó Fretes.com para resolver un problema logístico de gran impacto: los viajes vacíos de los camioneros. En Brasil, la plataforma floreció, hasta convertirse en una compañía valorada en más de US$ 1.000 millones y con un equipo de 750 personas. Vázquez, por su parte, transformó Nuvem Shop en la mayor plataforma DTC de la región, habilitando a miles de emprendedores a vender online sin necesidad de conocimientos técnicos. Su salto al mercado brasileño fue también un cambio de mentalidad: “Me mudé pensando en quedarme dos años. Ya pasé más de once”, confesó.

Estas historias traen consigo una enseñanza potente para América Latina: muchas veces, crecer significativamente a partir. No por renegar del origen, sino por superarlo. En una región de marcos regulatorios desincentivación y mercados atomizados, la expansión exige más que inversión: demanda valentía, flexibilidad y presencia. Y, sobre todo, exige entender que integrarse a un nuevo mercado implica más que traducir una propuesta de valor: requiere vivirla.

La lección de Porto Alegre es clara: en América Latina no basta con una buena idea. Se necesita entender el pulso local, conectarse con la cultura y construir alianzas en el terreno. Mientras los gigantes globales siguen apostando por su fuerza financiera, los emprendedores del sur que se animan a moverse, como Vega y Vázquez, están demostrando que el verdadero diferencial no está en competir, sino en comprender. Porque en este continente dinámico, el liderazgo no se impone: se gana cruzando fronteras.