Balance de la actividad de la vivienda promovida, a través del informe: “Tsunami de inversión y construcciones: la vivienda promovida en Uruguay”.
En los últimos doce años, Uruguay ha experimentado una revolución inmobiliaria sin precedentes, gracias a la implementación de la Ley 18.795 de Vivienda Promovida, aprobada en noviembre de 2011. Como director ejecutivo de la consultora Moebius, he tenido el privilegio de observar y analizar de cerca el impactante desarrollo que esta legislación ha fomentado tanto en Montevideo como en el interior del país.
Desde su vigencia, la ley ha generado inversiones por 3.500 millones de dólares, lo que se traduce en la creación de 35.290 viviendas y 16.470 lugares de estacionamiento. Estos números reflejan un ritmo de construcción de aproximadamente 245 viviendas por mes, 2,5 edificios por semana, 9 viviendas por día y 1 vivienda por hora: evidenciando un dinamismo y crecimiento que ha transformado nuestro paisaje urbano y ha mejorado significativamente la calidad de vida de los uruguayos.
La ley se centró en incentivar la inversión privada en la construcción, refacción o ampliación de viviendas destinadas a la venta o alquiler. Este marco legal no solo regeneró el stock de viviendas, sino que también impulsó la regeneración urbana en áreas que, si bien contaban con la infraestructura y servicios necesarios, habían sido largamente ignoradas por el desarrollo inmobiliario.
Destacamos que la distribución geográfica de los proyectos ha reflejado un auge particular en zonas menos céntricas de Montevideo en los últimos años, mientras que el interior ha mostrado una urgente necesidad de desarrollo continuo. Este cambio no sólo ha dinamizado zonas con poco desarrollo previo, sino que también ha sido un motor importante de empleo en el sector de la construcción.
Es crucial destacar que la vivienda promovida ha actuado como un catalizador para la diversificación de proyectos inmobiliarios. Se han desarrollado nuevos edificios, se han aprobado proyectos de reciclaje, así como la transformación de estructuras abandonadas, lo cual ha resuelto problemas de decenas de años de inmuebles inutilizados.
En cuanto al interés inversor, es importante señalar que la vivienda promovida ha atraído no solo a inversionistas locales, sino también internacionales, especialmente argentinos, quienes han adquirido unos 6 mil inmuebles durante estos años. Este flujo de inversiones es un testimonio del atractivo y la estabilidad que Uruguay ofrece en el sector inmobiliario.
No obstante, a pesar de estos avances significativos, sigue existiendo una disparidad notable entre Montevideo y el interior del país. En la capital, tenemos una vivienda por cada 47 habitantes, mientras que en el interior esta cifra asciende a una vivienda por cada 255 habitantes. Este desequilibrio resalta la necesidad de una estrategia más equitativa que pueda llevar los beneficios del desarrollo urbano a todas las regiones del país.
Para lograr este objetivo, desde Moebius proponemos la creación de nuevos incentivos que amplíen las exoneraciones impositivas y prolonguen su duración, especialmente para proyectos destinados al arrendamiento. Estas medidas podrían no solo equilibrar el desarrollo inmobiliario entre la capital y el interior, sino también propiciar una inversión aún mayor que la actual, maximizando los beneficios económicos y sociales de esta política.
La ley de Vivienda Promovida ha sido un pilar fundamental en el desarrollo inmobiliario de Uruguay. Mantener y expandir esta iniciativa será crucial para asegurar que nuestro renacimiento urbano continúe y que todos los uruguayos puedan beneficiarse de él. La vivienda no es solo un techo bajo el cual vivir; es la base del bienestar de nuestra sociedad, y debemos seguir construyendo sobre esta sólida fundación.
Vivienda Promovida en Paraguay
“Desde mi experiencia en el sector inmobiliario uruguayo, puedo afirmar que la implementación de la vivienda promovida en Paraguay no solo revitalizaría el mercado inmobiliario, sino que también jugaría un papel crucial en el desarrollo económico y social del país, marcando un antes y un después en la calidad de vida de sus ciudadanos. Al extender el modelo a todas las ciudades, no sólo se aseguraría una distribución equitativa de oportunidades de vivienda y crecimiento, sino que también se facilitaría el acceso a viviendas asequibles para más paraguayos.
Impulsaría la creación de empleos en el sector de la construcción y áreas relacionadas, también atraería una ola de inversiones, tanto locales como internacionales.
Promovería además el desarrollo urbano sostenible y adaptado a las necesidades específicas de cada región, desde la capital hasta las ciudades más pequeñas, impulsando así un crecimiento integral y sostenido a lo largo y ancho del país.”