”La edad de la prisa, su sucesión cinematográfica de presencias puntuales, no tiene acceso a la belleza ni a la verdad”. Byung-Chul Han
Viajo, veo y leo sobre la Argentina disparatada de Milei, la Colombia extraviada de Petro, el Brasil de Lula que siempre está despertando, la España extraña de estos días, la Honduras en sus honduras sin fondo, la incógnita del México que se viene y Estados Unidos caminando en la frontera entre lo excelso y lo perverso.
Veo los números, y escucho a las personas. En este lado del Atlántico la CEPAL prevé que la región crecerá en promedio un 2,1% este año, Estados Unidos un 2.7%. Y según el Ministerio de Economía de España, la balsa de piedra que llamaba Saramago, alcanzará un 2%, y todos se dan palmas en la espalda, y sonríen y celebran.
Me pregunto qué hace que un líder se despegue de la gente, de la realidad. En qué momento un hombre o una mujer que toma las riendas de un país o de un ministerio, se transfigura y entra en la carrera por figurar en la historia, hacerse la foto en la ONU, citar a los medios para que lo vean abrazar a un niño pobre o ser el más seguido en X. Me pregunto qué mecanismo cual máquina de humo, nubla la mente y el corazón de los líderes.
Y entonces, llega el olvido por la verdad y la belleza. El olvido hacia más de la mitad de los argentinos, hoy sumidos en la pobreza. La pobreza intelectual, la verdad a medias y el café amargo que les sirve Petro a los colombianos con sus elucubraciones de una izquierda que ya no existe. Los sueños de grandeza de Lula, olvidados y ahogados en las inundaciones del sur de Brasil. Los desvaríos de Sánchez en España y sus verdades a la medida de su ego sobre sus alianzas y apoyos a independentistas y terroristas. La Honduras hundida en su miseria política mientras cada semana, es la verdad que incomoda, caminan 2000 personas en caravanas huyendo del olvido hacia Estados Unidos. La verdad que quiere ocultar López Obrador en México, los 180.609 homicidios durante seis años con su fracasada política de “abrazos” – a los narcos- “y no balazos”.
Escribe el filósofo Byung-Chul Han que “la edad de la prisa, su sucesión cinematográfica de presencias puntuales, no tiene acceso a la belleza ni a la verdad”. Y esa sucesión cinematográfica a toda prisa de datos puntuales desoladores – el 2% de crecimiento en España, 289,4% de inflación en Argentina, 2000 a la semana que huyen de Honduras, 180.609 muertos en seis años en México, como en el Yermo inhóspito en una película de Mad Max, hará que corramos el riesgo de perder de vista la belleza y la verdad. En contravía con la famosa frase de Bill Clinton en la campaña presidencial de 1992, yo diría “No es solo la economía, estúpido”. Son, también, la belleza y la verdad.
 
								 
															