Todos lo hemos oído una y otra vez: o abordamos el cambio climático y protegemos la naturaleza, o nos enfrentamos al alto precio de nuestra inacción. Y ese precio aumenta día a día. Basta con pensar en las recientes inundaciones en España, las sequías en la cuenca del Amazonas o las tormentas en América del Norte. Estos acontecimientos son horribles en sí mismos, pero también…